JIM AMARAL

Las formas de la espera

Por Gonzalo Márquez Cristo

Los viajeros cósmicos han decidido detenerse en el bronce de Jim Amaral.

Los torturados, perseguidos, lacerados, de este y todos los mundos imaginarios, encuentran en su obra la forma perturbadora de su incomunicación y de su soledad. Estas figuras abatidas y expectantes, con apariencia extraterrestre, se exponen a nuestra mirada bajo los signos inconfundibles de su devastación, como temerarios espejos interiores. Las manos del artista se hunden en lava y con esa materia volcánica construyen su ironía y su pesadilla.

Nunca contemplamos su obra: asistimos a un ritual. Los grávidos hombres de bronce, sus sombríos cisnes y sus máquinas zoomorfas muchas veces poseen brazos espiralados o anillos, y para ellos está negada la opción del encuentro, el abrazo luminoso de su completud. Las mujeres se encuentran liadas a una rueda como si el metal impidiera infructuosamente su más profunda evasión, como si nadie pudiera interrumpir la condena de su movimiento insoluble.

Hallamos rostros ocultos por extraños yelmos y unos seres que desprovistos de ojos vigilan el espacio, aguardando un signo galáctico que no podemos develar, algo que está por ocurrir, una señal que quizá aún logre salvarlos. Pechos y cabezas se abren como ventanas para dejar ver su vacío, para revelar que en lo más profundo acecha lo ilusorio, y que en ese tránsito abisal el silencio y la ausencia siempre extienden su implacable dominio.

Sus creaciones parecerían del porvenir o del pasado más primitivo, pero en realidad son la prueba de un tiempo disuelto, sólo posible bajo las más elementales huellas de la desgarradura, o contrariamente, por las invenciones ligeras del sueño, como oportuno regreso a la infancia de la imagen.

Sus hombres-pájaro subyugados por la espera, o por la inutilidad de sus alas exiguas, y los personajes de brazos retorcidos o cuerpos flagelados, suspendidos bajo fantásticas pátinas sepias o verdes, nos guían al espacio estremecedor de la interrogación primigenia.

Jim Amaral ha optado por la pregunta que no tiene respuesta, la que eludimos con la ironía o pagamos con el Yo; y obseso asume los dos extremos del laberinto, dentro del cual avanza completamente solo –es decir con todos nosotros– dispuesto a ser la víctima de Ariadna o del Minotauro, del amor o de la muerte, de la lúdica o del abatimiento, e ingresa así al magnífico escenario de lo trágico.

Jim Amaral, escultor y dibujante colombo-estadounidense, creador de un universo perturbador. La maestría de su obra escultórica y sus provocadores dibujos eróticos le otorgan un sitial irremplazable en la plástica contemporánea. Se graduó en 1954 en Stanford University, Bachelor of Arts. Realizó estudios en Cranbrook Academy of Art entre 1954 y 1955. Reside en Colombia desde 1957, con temporadas en California y París. Ha realizado exposiciones en Estados Unidos, Alemania, Francia, Suiza, Italia, Bélgica, Venezuela y Suecia, entre las cuales destacamos las efectuadas en los Museos de Arte Moderno de Nueva York, Bogotá, París, y el Centro Georges Pompidou.


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